domingo, 16 de noviembre de 2014

¿Vale la pena rogar y ofrecer cambiar para volver con mi ex?






Como bien sabemos, las relaciones humanas y en sí las de pareja son un desafío importante por la complejidad que conllevan: el encuentro de dos culturas con elementos diferentes, la forma de ver la vida que dista mucho entre el uno y el otro. Y en esta dinámica ocurre la mayoría de las veces lo que evitamos a toda costa: el apego. 

Entendemos el apego como esa afición hacia algo, esa preferencia, el sentimiento de inclinación o de necesidad que muchas veces cruza la línea para convertirse en obsesión. Cuando por causas de peso una pareja decide separarse por lo regular sufre más el miembro de la pareja más apegado; lleva la peor parte porque su sufrimiento será sustancialmente mayor al de su compañero que no se apegó de la misma forma. Por norma, la persona más apegada no lleva el control de la relación, el control de la relación lo asume el que menos depende del otro.

Podemos suponer, siendo así, que el miembro de la pareja que sufre de apego es más vulnerable y experimenta más temor y dolor cuando se trata de perder al otro. No nos atrevemos a calificar el apego como enfermizo o saludable, simplemente consideramos que muchos factores decisivos desde la infancia determinan en mucho la conducta adulta y algunas fases no superadas podrían repercutir en ese apego hacia la pareja o al eterno enamoramiento del amor cuando llega la edad adulta.

Ahora vamos a lo nuestro, hablemos de lo que ocurre cuando una pareja se separa y el miembro de la pareja más apegado está dispuesto a hacer cuanto pueda por recuperar la relación que se disuelve. Sabemos de personas que recurren a intentar convencer al otro de todas las virtudes que poseen, que intentan negociar los términos de la relación, y en su afán de evitar el dolor e ignorarlo intentan racionalizar un sentimiento. De más está decir que estos intentos son fallidos pues no se puede convencer a una persona de amarnos; el sentimiento está o no está. Algunos conocemos a alguien que conoce a alguien que se ha enamorado perdidamente de fulanito aun cuando no le conviene en absoluto y la razón indica que enamorarse de un individuo así es un error. Lo que quiero decir con esto es que cuando se está enamorado toda explicación lógica está de más: queremos estar con la persona que amamos sin necesidad de que otra persona nos convenza de ello.

Sabemos de algunos que ofrecen cambiar todo aquello que no gusta a la pareja, y en el último minuto intentan salvar lo insalvable. Es prudente diferenciar las cosas que podemos cambiar y las que no deberíamos. Por ejemplo: resulta que tenemos un claro problema de alcoholismo que repercute en la dinámica familiar y en el bienestar de sus miembros. Este es un problema serio que demanda acción urgente no solo por la pareja sino por nosotros mismos. Si éste llegase a convertirse en el motivo de la separación y quien ha fallado está dispuesto a corregirlo, pues puede hablarse, puede evaluarse. Porque implica una transformación que le beneficiará y beneficiará a los suyos, en cuanto no haya hecho algún otro daño que ese. Y si existe amor y deseo de permanecer juntos, pues podría ofrecerse un cambio verdadero que se evidenciara con el tiempo. Pero para este tipo de cambio es necesario el acompañamiento y el soporte de la pareja, por lo tanto es indispensable que exista amor y el deseo de permanecer juntos en ambos.

Ahora bien, si resulta que somos unos ratones de biblioteca y eso no le gusta a nuestra pareja, o no le gusta del todo cómo nos vestimos, cómo manejamos la vida, la música que nos gusta, o se enfada porque intentemos darnos a respetar, claro que esas cosas no debemos cambiarlas por nada ni por nadie, eso sí, si sabemos que estamos actuando bien. Y si nuestra pareja decide dejar la relación por estos motivos diciendo que ya no desea estar con nosotros y que ningún cambio que hiciésemos le haría pensar diferente, entonces no vale la pena ofrecer algo a quien no lo amerita. Si nuestra pareja desea seguir con nosotros nos hablará antes acerca de las cosas que le disgustan, y propiciará el diálogo, jamás esperará a la ruptura para echarnos en cara todos nuestros defectos y para descartarnos pese a nuestra voluntad de corregir nuestros errores. Aun así, es conveniente evaluar los siguientes aspectos:

- Ofrecer un cambio a otro no es correcto. El cambio debe iniciar dentro de nosotros mismos, y si con el tiempo ese cambio logra traer a nuestra ex pareja de vuelta, enhorabuena. Aunque también existe la posibilidad de que conforme mejoremos en solitario conozcamos personas más acordes a cuanto tenemos para ofrecer, y nuestro ex deje de ser una opción.

- Ofrecer un cambio es reconocer que existe algo que necesitamos cambiar o que podríamos cambiar. Pero dejando de culpar a cualquier factor externo por nuestra ruptura y nuestra mala suerte; significa transformar nuestro pensamiento y sentirnos cómodos y confiados con nuestra realidad. 

- Para empezar a cambiar necesitamos mentalizarnos y dejar de estar fuera de foco, dejar de actuar como si el mundo se acabara y dejar de sentir que el mundo efectivamente se acaba, porque seamos honestos: el mundo no se acabará porque no estamos con nuestra ex pareja.

- Empezar a cambiar implica mantener nuestras emociones bajo control, dejar de preguntar y dejar de temer. Dejar de intentar controlar cuanto hace nuestro ex, porque eso está fuera de nuestro control. Evitar la estrategia de provocarle celos para que vuelva con nosotros o de manipular nuestras actitudes y distorsionar la realidad: a lo mejor eso le hará venir de vuelta pero los problemas de fondo que provocaron la ruptura seguirán ahí sin haberse resuelto.

En ambos casos, para que un cambio pueda ocurrir y hacerse evidente, se necesita que la otra persona realmente quiera estar con nosotros. Si desde el principio ha sido tajante en cuanto al hecho de que no volverá con nosotros ni aunque volvamos a nacer, no hay más que hacer. En el caso de hábitos nocivos como el alcoholismo, la drogadicción u otros, es un cambio que debe hacerse de inmediato porque nos beneficia estando solteros o con pareja. Y en el caso de las personalidades extrañas también podemos considerar ciertos cambios si nuestra pareja desea seguir a nuestro lado. Nadie amerita que cambiemos radicalmente nuestra forma de ser, menos cuando nos han dicho que ya no nos ven en su futuro.

Si estamos conscientes de que hemos fallado, podemos proponer un cambio una sola vez. Si la otra persona no accede, dejarlo ahí. Porque no debemos convencer a nadie de querernos ni de que merecemos una oportunidad. Defectos tenemos absolutamente todos los seres humanos, simplemente quienes llevan el control de la relación suelen ser menos tolerantes hacia los defectos de los demás aunque los demás toleren sus errores que muchas veces son peores.

Ningún cambio que deseemos hacer en nuestra vida y en nuestra personalidad debe ser en función de la pareja. Debemos hacerlo por nosotros mismos. Si esa persona es para nosotros, sabrá ayudarnos, sabrá amarnos, sabrá estar. Y si no le interesa conocer una versión mejorada de nosotros mismos porque piensa que no valemos la pena, a lo mejor quien no merece estar con esa versión mejorada de nosotros es la persona que nos deja. Nadie volverá a nuestro lado ni querrá estar con nosotros si no aprendemos a afrontar la vida en solitario, si no hemos aprendido de nuestros errores, y si no los corregimos aunque sigamos solos. Las personas que pasan por nuestra vida no tienen por qué quedarse, a veces no lo sabemos y son escuelas de entrenamiento y aprendizaje para lo que nos depara el futuro.

Recordemos: cuando somos mejores personas, nos rodeamos de mejores personas. Y quienes nos abandonan muchas veces no encajan en ese círculo y la vida es tan, pero tan sabia, que se encarga de quitarlas de nuestro camino pese a nosotros mismos.


Recuerda:

  • Por ninguna razón debes permitirte perder la dignidad para que tu ex vuelva contigo.
  • El amor no se ruega, se siente o no se siente.
  • ¿Quieres que tu ex pareja vuelva contigo porque le ruegas, porque ofreces dejar de ser tú mismo? ¿Eso no sería acaso provocarle compasión? Tarde o temprano te dejará porque volverá contigo por lástima.
  • Que te digan "te extraño", "pienso en ti", "me haces falta", muchas veces no significa "quiero volver", sino que simplemente pueden ser tácticas para medir tu disponibilidad en caso de que la nueva relación de tu ex no funcione y desea tenerte ahí sintiéndose seguro porque serás su relación de consolación.
  • Mientras más joven seas, es menos probable que esa persona por quien ahora lloras sea "el amor de tu vida". El amor de tu vida no existe. Eres tú mismo. Deja ir a la persona que no desea estar contigo porque antes de hacerlo ten por seguro que te quitó todo el valor como pareja que tienes. De no ser así, no te habría dejado. Sigue, la vida sigue. Tendrás muchas más parejas y rupturas, quítate de la mente eso de que "mi ex es la persona de mi vida".
  • Sobre todo recuerda: la debilidad no genera atracción, sino rechazo. Muéstrate con dignidad y respeto propio siempre.

martes, 11 de noviembre de 2014

La infidelidad: ¿por qué? ¿cómo manejarla?



Entendemos la infidelidad como la decisión de salir del vínculo exclusivo con nuestra pareja oficial para relacionarnos romántica y/o sexualmente con otras personas. Suena muy sencillo intentar definir ese concepto, pero sabemos o intuimos que en la práctica, atravesar una infidelidad puede ser una de las peores experiencias que afronta el ser humano. En muchas culturas la fidelidad es prácticamente la base de la sociedad porque la familia lo es dentro de ella; se espera que todo vínculo de pareja sea indisoluble y monógamo.

Mucho se dice acerca de las infidelidades, siendo una constante acusar o reprobar la conducta del infiel, rechazándolo y excluyéndolo. Sin embargo, el propósito de esta entrada en el blog es intentar entender las causas de la infidelidad y sugerir algunas formas de manejarla cuando nos hiere y rompe con las expectativas de nuestra relación de pareja.

Primero, comprendamos que una infidelidad constituye una falta grave dentro de una pareja que ha dado por sentado que la monogamia será medular dentro de su vínculo. Hago la salvedad porque, tal como sabemos, en algunas culturas las relaciones abiertas (relaciones en las que una pareja puede permitirse tener varios compañeros sexuales respetando a su compañero principal) son normales y frecuentes. Siendo entonces la infidelidad reprobable en una pareja que se instituyó como monógama, es comprensible la frustración y el dolor que puede causar descubrir una infidelidad.

Comprendamos que una infidelidad encierra dentro de sí el hecho de que no existió total sinceridad en un principio, o pudo haber existido al intentar dialogar con la pareja acerca de las carencias dentro de la relación (situación por demás ideal, casi utópica, que rara vez se da), pero que luego de este intento, se detuvo la voluntad de dialogar e intentar rescatar la relación de pareja. En algún punto, se pasó por alto la honestidad que se espera dentro de dos adultos, y alguno de los dos se inclinó por una situación que le permitiera seguir dentro de su zona cómoda. Mas es también importante señalar que una infidelidad no siempre arroja luz únicamente sobre el infiel, sino que arroja una luz sobre toda una problemática a lo mejor oculta que invadió a la pareja como un cáncer, en el mejor de los casos, curable.

Las relaciones de pareja se alimentan de tres tipos de amor: el primero, el amor romántico, que experimentamos durante la fase del cortejo y los albores de la relación de pareja, donde todo nos parece maravilloso y se manifiestan las cualidades ante la pareja, ocultando nuestros defectos. La segunda clase de amor que alimenta una relación de pareja es el amor pasional, ligado directamente a la consumación de la relación por medio del acto sexual, en el que el conocimiento del otro se profundiza y se miden los niveles de satisfacción psíquica, fisiológica y emocional que encontramos en la pareja; y el tercer amor que nutre ese vínculo es el amor filial, el amor que va más allá del romance y de la pasión para convertirse en un vínculo duradero (a veces para toda la vida), que ha soportado el vendaval del tiempo y los cambios en ambos miembros de la pareja. Es, por lo regular, el tipo de amor que encontramos en parejas que llevan muchos años de convivir.

No podemos considerar involucrarnos en una relación de pareja si en principio no estamos al tanto que el amor indiscutiblemente cambiará. Un factor muy importante es el tiempo, recordemos: no somos las mismas personas que ayer, y sostener y nutrir una relación de pareja requiere que ambos miembros lleven el ritmo de la relación. Por ejemplo, si estamos en una relación que nació porque encontrábamos compatibilidad intelectual, debemos saber que esa misma compatibilidad intelectual es necesaria para que nuestra relación de pareja siga de pie. Si decidimos en algún punto estancarnos, puede ser que nuestra pareja deje de sentirse interesada en este aspecto y como todo ser humano, busque esa gratificación en una relación fuera de la relación de pareja que tiene con nosotros.

Es común encontrar opiniones acerca de la infidelidad donde se acusa a la persona que ha sido infiel, se le condena, se le insulta, pero ¿no es acaso prudente analizar el motivo de esa infidelidad? Claro que es prudente y necesario, pues ya sea que logremos rescatar nuestra relación de pareja que ha sido dañada, o que nos sirva con otra pareja que tengamos en el futuro, nos guste o no nos guste debemos aprender de nuestros errores. Y cuando hablo de aprender de nuestros errores no quiero decir que aprendamos de ellos para ofrecer el cielo y la tierra a la persona que nos ha engañado con tal de conseguir que vuelva con nosotros. La infidelidad se ha dado, eso de por sí es difícil de perdonar si ha existido una falta a la confianza que hemos entregado, pero también podemos aprender acerca de todo aquello que hemos hecho mal para evitar repetirlo en una relación de pareja posterior.

Las personas infieles pueden serlo desde la disposición genética (que nos remite directamente al inicio de la humanidad, donde un macho buscaba una hembra o varias para garantizar la perpetuación de la especie), por carencias dentro de la relación, por tedio, o simplemente por curiosidad. Saber lidiar con una infidelidad es, entonces, una tarea titánica que requiere de una madurez sólida tanto para el caso en que decidamos perdonar, o para seguir adelante y dejar atrás a la persona que nos ha fallado.

Es conveniente analizar qué factores pudieron afectar a nuestra pareja ¿teníamos buen sexo? ¿sabíamos conversar y mantener el interés? ¿seguíamos compartiendo prioridades, gustos, diversiones? ¿he seguido cuidando de mí mismo mental y físicamente como lo hice cuando se enamoró de mí? Puede ser que hayamos hecho todo lo anterior al pie de la letra, y que simplemente la infidelidad haya ocurrido, exonerándonos de toda responsabilidad. Y eso es algo bueno porque nos permite seguir adelante más fácil, sabiendo que no fallamos. O también puede ser que hayamos fallado en todo lo anterior, lo cual supondría un poquitín de culpa (sí, en algunos casos la culpa puede ser buena porque nos hace cambiar para mejorar). Pero, ¿nos interesa seguir con una persona que no supo comprender nuestros errores y hacernos mejorar como seres humanos con amor y complicidad, y decidió irse a otros brazos porque no pudo apostar su tiempo ni invertirlo en nosotros?

No es mi propósito manifestar una postura a favor o en contra de seguir una relación en la que existe infidelidad, pues cada uno de nosotros sabe la verdad de su relación de pareja, o la intuye. Es sumamente fácil opinar desde la pantalla de un ordenador, desconociendo todo aquello que está en juego por una infidelidad: la familia, los hijos, la estabilidad económica, la seguridad emocional, etc. Aclaro que sí considero que los factores externos a la pareja misma no son suficientes para mantener una relación de pareja, exista infidelidad o no, porque si una pareja no se siente satisfecha y plena, ningún agente externo garantizará que ese vínculo sobreviva, ni siquiera los hijos.

Si en retrospectiva consideramos que hemos tenido una buena relación de pareja y quien ha sido infiel nos pide sinceramente perdón, sabremos detectar o suponer la veracidad de sus palabras tomando en cuenta la historia en común, la entrega que ha tenido para con nosotros, su responsabilidad, en general, evaluaremos qué tan sólida ha sido nuestra relación con el paso del tiempo y habremos de repetirnos que en el proceso de crecer y de crecer como pareja, suceden muchas cosas, y la infidelidad es solo una de ellas. Se tratará entonces de perdonar verdaderamente y dejar atrás el asunto de esa infidelidad, evitando sacar a colación cada vez que podamos ese error, y evitando indagar o averiguar detalles de la infidelidad. La culpa de la infidelidad, en todo caso, es de quien ha sido infiel y a lo mejor de nosotros, no de la tercera persona en cuestión. Es un segundo en el que podemos decidir ser infieles o no serlo, y si decidimos cruzar esa línea, la tercera persona en cuestión no tiene nada que ver porque somos seres que poseen libre albedrío. Nadie nos encañona para hacer algo que no queremos.

O bien, si decidimos que no queremos continuar con esa relación porque consideramos que el vínculo se ha roto y tampoco compensa la historia que hemos compartido con nuestra pareja, pues adelante, la infidelidad como tal es solamente una de las fases en cuanto a la experimentación del entorno, algunos la viven, otros no. Recordemos entonces que la infidelidad es solo otra de las maneras que encuentra una pareja para decirse adiós. Todo en esta vida tiene un final, algunas veces, antes de lo que hubiésemos deseado, pero todo acaba al fin. Si no acaba por nuestra voluntad, acaba con la muerte, entonces ¿a qué sufrir y martirizarnos por un error que nos dolerá para siempre?

Cualquiera que sea nuestra decisión, debemos tomarnos un buen tiempo para pensar. Dos o tres meses sin tener contacto con la persona que nos engañó. Ese tiempo nos servirá para calmar nuestra mente y dejar que nuestras ideas se ordenen, evitará una precipitación inconveniente y nos hará dimensionar el vínculo que ha existido. Si la persona que nos engañó decide de inmediato que ya no quiere estar con nosotros, pues no hay más qué hacer. Ahora, si nos pide perdón y desea continuar, pues de igual manera ese tiempo es prudencial para poder empezar a sanar, y para que decidamos si somos nosotros quienes deseamos continuar o no.

Ya sea que decidamos perdonar o dejar ir a nuestra pareja, desde el primer instante cada uno comienza una nueva vida. Si lo hacemos en solitario, pues a aprender de lo ocurrido y a corregir cuanto esté en nosotros corregir por nosotros mismos y para ser personas más saludables si tenemos otra relación; o bien para seguir en pareja sin el estigma de la falta que no aportará nada positivo a la vida en común. Espero que, en el mejor de los casos, perdonar fortalezca esa pareja y que la infidelidad haya sido solo una prueba superada.

Recuerden: nadie muere de amor ni de desamor. Y nadie muere por haber sido traicionado. Todo es cuestión de saberlo manejar, con la cabeza absolutamente fría, no dejarnos llevar por el torbellino de emociones ni actuar de forma insensata. Ya el tiempo y la distancia harán su trabajo, para bien. 

Por supuesto que para bien.


jueves, 16 de octubre de 2014

De novios fue lo peor y ahora quiere que seamos amigos




Como saben y aunque esta página está destinada a ser leída por chicas, también abordamos temas del interés de los chicos. Al final, las relaciones de pareja y los asuntos relacionados con la sexualidad humana nos interesan a todos. Hoy hablaremos de la incómoda situación de cuando un ex novio o ex novia ha sido un bodrio mientras estuvimos con él o ella, no supieron ser nuestros amigos siendo nuestros novios, nos tuvieron sometidos al abandono emocional y a la indiferencia más absolutos y ahora, cuando la relación ha terminado, de la nada quieren ser "amigos".

Para resolver este dilema, debemos tomar en consideración muchos factores, todos ellos apuntando al hecho de que, si no supo darnos lo mejor de sí cuando nosotros hicimos lo mismo, su amistad no nos sirve. Su amistad se puede ir directo a la basura. Sabemos lo terrible y doloroso que puede ser cuando han sido crueles hasta la médula, nos ignoran, obvian todo cuanto nos aflige, y en el instante cuando nos han o les hemos terminado ¡zás! resulta que son los mejores amigos del mundo, dispuestos a apoyarnos. Si estás en una situación así, te exponemos algunos factores a considerar:


1. Ten dignidad. Sabemos que la dignidad es algo demasiado abstracto, pero podríamos sugerirte que te respetes a ti mismo y recuerdes que quien no te ha valorado ni te ha apoyado estando junto a ti, no es merecedor ni de que le envuelvas las moscas en papel regalo. ¿Tiene sentido seguir haciendo parte de tu vida a una persona que cuando pudo ser un verdadero soporte para ti solo quería huir? No. Un rotundo no. 

2. Te quiere conservar en su banco de datos de conquistas consumadas para volver a ti cuando no tenga con quién follar o cuando necesite entretenerse. En otras palabras, te quiere hacer "una amiguita más", cuyo fin será llenarle el ego mientras consigue una nueva novia. 

3. Es un ególatra sádico que disfruta humillar a sus ex parejas recordándoles cada día la diferencia entre ser novios y ser amigos. Constantemente te repetirá que puede salir contigo, visitarte, ir a algún bar, todo, absolutamente todo, pero ya no como novios. El colmo de la bajeza y de la crueldad. Intentará todo el tiempo hacerte ver que ya no tienes el privilegio de ser su pareja, aunque a ti y a todas las demás las trate como tal.

4. Tiene un verdadero dilema ético que no consigue resolver. Ninguna persona en sus cinco sentidos será una porquería como novio y excelente como amigo. Los valores no son negociables, y si fue un ser sin ética ni consideración cuando estaban juntos, no lo será ahora que son amigos. Solamente finge para hacerte caer en su red de manipulación.

Si estás en una situación así, algunos consejos para salir de este limbo y ubicar la basura en el cubo de basura:

1. Ciérrale el acceso a ti. Elimínale de redes sociales, de servicios de mensajería instantánea. Recuerda, eres solo una más de la interminable lista de amigas (muchas de ellas con derecho) con las que se entretiene y a las que dedica fragmentos de atención.

2. No atiendas sus llamadas. Una persona que no supo escucharte y estar ahí para ti, que no supo reconfortarte ni ser tu confidente, que no tuvo en cuenta tus necesidades afectivas, no merece un segundo de tu tiempo. Todo cuanto debió hablarse pudo haber sido hablado cuando estaban en una relación de pareja. Y si siendo pareja no te llamaba, no te buscaba, que tras la ruptura lo haga es sinceramente cínico y ridículo.

3. No converses con él acerca de los gustos en común, olvida todos los lugares comunes de su relación. Recuerda que serás solamente una distracción para él, y si quedan sentimientos de tu parte, te enfrascará y dejará inmóvil en una aparente plenitud emocional, al punto de autoafirmarte "bueno, somos amigos, no necesito nada más que su compañía". Este es un recurso mediocre y una forma triste de llenar ese aspecto de tu vida de mujer (o de hombre) que debe complementarse con una verdadera relación de calidad. Y el tiempo que dediques a ese falso amiguete de tu ex, lo estarás restando a interactuar con otras personas entre las cuales tal vez se encuentra aquella que sí es para ti y estará dispuesta a dedicarte su tiempo y su amor. Además, seguirás haciendo a tu ex juez y parte de tu vida, de tu mundo, y no dudes que usará todo aquello que sabe de ti para echar a perder tus nuevas relaciones de pareja. Recuerda que tiene un ego enfermo y siempre buscará dominarte, por lo tanto, cuando vea que una nueva persona llega a tu vida, se encargará de hacerle saber que él o ella es quien verdaderamente te conoce, con quien de verdad tienes afinidad. Y lo lamentable es que ya no es tu pareja. Y echarás a perder una oportunidad con alguien que a lo mejor es lo que buscas por tu ex solo para que después se burle de ti y te diga "yo no te dije que me dedicaras atención a mí, debiste dar prioridad a tu nueva pareja".

4. Quien te ha hecho sufrir y te ha hecho daño, no merece perdón ni el tratamiento de "relaciones maduras y adultas". No entiendo cómo algunas mujeres u hombres justifican acciones y actitudes deplorables atribuyéndolas a motivos inaceptables. Si no te amó como esperabas, huye. Si no te atendió como esperabas, huye. Si te fue infiel, huye. Si tenía más tiempo para sus amiguitas o amigos que para ti, huye. Si era indiferente contigo, huye. Si no estaba al tanto de tu bienestar, huye. Así de sencillo. Si te trató como poca cosa estando contigo, intenta ser tu amigo para solucionar su remordimiento o manipular su imagen de tal forma que, encima de todo, seas tú quien lamente ya no estar con él o ella.

5. Recuerda que haces todo lo anterior no para manipular un reencuentro afectivo, sino para abandonar definitivamente a una persona que solo te hacía sufrir y minaba tu autoestima. En este sentido, no existe la oportunidad de decir "me desapareceré, cuando note mi ausencia, me extrañará". Perfecto, tuvo todo el tiempo de su relación para extrañarte y hacértelo saber. Si te trató como una mierda, le has importado una mierda. Y siendo amigos, eso no cambiará. 

Recuerden amigos que el respeto propio es la mejor herramienta que tenemos, nos hace ser guapos y deseables porque afianza nuestra autoestima y nos hace entender que no merecemos las migajas de nadie. Si una persona no te amó con todo su ser, no necesitas tenerla como amiga. Porque un verdadero amigo es aquel que jamás ha transgredido el frágil límite de nuestra dignidad. Escapa de cuanto manipulador así encuentres. Si la relación terminó por su falta de interés, no tiene sentido que sigas mendigando su atención cuando le dé la gana. No supo ser tu otra mitad, no le necesitas como amigo. Respétate. Acostúmbrate a no dar segundas oportunidades ni un espacio en tu mundo a quien claramente no te hizo formar parte del suyo cuando fue el momento, y ese momento, ha pasado.

Seguiremos con el tema de los errores que cometemos cuando una relación ha terminado. 








viernes, 3 de octubre de 2014

"No logro salir por completo de una relación nociva"

Hola chicas hermosas, compartimos a ustedes el primer caso que nos ha llegado a través de esta página. Nuestra amiga "María" (omitimos su verdadero nombre para respetar su privacidad), nos cuenta su historia. Ella busca ayuda en todas ustedes, pues está desesperada. Afortunadamente, se ha abocado a un lugar donde podemos ayudarla, aconsejarla. Pueden dejarle sus comentarios al final de esta publicación. Cabe recordar que el propósito de esta sección es ayudar, jamás degradar, burlarnos ni faltar al respeto a ninguna persona que busque nuestra ayuda. Todo usuario que transgreda estas normas de respeto, será bloqueado de este sitio.

Ahora sí, compartimos su historia:

Me enamoré profundamente de un chico que tuvo una relación tormentosa con una novia unos dos años antes de mí. Esa relación finalizó porque ella le fue infiel. Tiempo después, nos conocimos, y ella seguía manipulándolo, escribiendo indirectas acerca de mí en redes sociales, burlándose de mí y de él. Esto lo hizo mucho tiempo antes de que yo me diera cuenta. Ella seguía manejando y controlando su vida. Cuando finalmente me cansé, (ella había estado burlándose de ambos en Twitter, sin yo jamás haber intercambiado ningún tipo de comunicación con ella), exploté y le pedí a su novio (sí, ella tenía como novio a un chico que tenía novia y ella le hizo la vida imposible hasta quitárselo), y le pedí que por favor le pusiera un alto.
A raíz de esto, esta ex novia de mi ex novio hizo un escándalo difamándome en todos lados, con muchas personas, hablando de mi pasado (cosas que no venían en absoluto al caso), y mi ex novio, en lugar de defenderme, me bloqueó a mí de todos los sitios y a ella la dejó en todos lados. Él me ofendió de muchas formas, llegó incluso a revelar detalles íntimos de su relación con ella y atribuyendo a esos detalles el buen trato que hasta ese momento le daba a ella y el maltrato que me daba a mí.
La relación empezó a caerse, pues él desde el inicio, después de sacarme a mí de todas sus redes sociales, coqueteaba con muchas chicas. La familia de él me quiere mucho, siempre le decian que me quisiera y me respetara, su madre me apoyó siempre. Pasaron tantas cosas, él no cuidaba de mí, era indiferente, todo el tiempo estaba ocupado pero siempre comunicádose por Whatsapp y en redes sociales, ya casi no nos veíamos..
Decidí ponerle fin a la relación, porque no consideré justo que tuviera tiempo para todas las personas excepto para mí. Y para acabar de ser cruel, me bloqueó a mí de todos lados, me aisló por completo. Sé que tengo que dejarlo ir, pero nuestros mejores momentos vuelven una y otra vez a mi mente. No sé cómo deshacerme de su recuerdo, y es como si nada de todo lo malo que me hizo existiera. Mi mente recuerda solo lo bueno.
Por favor, ayúdenme. No sé qué hacer. No sé cómo dejar atrás a ese hombre que me ha herido tanto y destruyó mi autoestima y lo sigue haciendo humillándome constantemente.
Necesito consejos. Help."

lunes, 15 de septiembre de 2014

Los mandamientos de una verdadera cabrona





Cuando hablamos de modernidad, asumimos que todas las mujeres son modernas, y que las mujeres modernas deberían ser inteligentes, sagaces, astutas y cabronas; en resumen: asumimos que toda mujer moderna es cabrona aunque nos equivocamos.

Una cabrona es una mujer que consigue afinar y equilibrar las distintas áreas de su crecimiento personal, y logra funcionar emocionalmente. Recordemos que los seres humanos hacemos uso de inteligencias múltiples, y el rol de la mujer es más complejo aún debido al importante papel que ejerce como figura y como autoridad en la actualidad. Hacer que marche en armonía el aspecto académico, intelectual, emocional, social, es la meta de toda mujer, y al parecer, las cabronas verdaderas lo consiguen. A continuación, enumeraré una serie de cualidades que corresponden a la imagen de esa mujer feliz y exitosa que todas queremos ser.

1. La mujer cabrona sabe vivir en soledad. No depende emocionalmente de sus padres, de sus amigos, de su pareja para ser feliz. Disfruta del tiempo consigo misma y no experimenta temor o ansiedad; y en caso de sentirlos, encuentra formas de lidiar con sus propias confusiones sin esperar que otros lo hagan por ella.

2. La mujer cabrona es independiente económicamente. Genera sus propios ingresos para poder gozar de total libertad y administra con cautela sus recursos. Es altruista y ayuda a los necesitados, porque es justa y entiende que no todos los seres humanos tienen las mismas oportunidades.

3. La mujer cabrona cuida de su apariencia y de su cuerpo. No lo hace para gustar o no gustar a los demás. Lo hace para gustarse a sí misma y para mantener una autoestima sana; entiende que su cuerpo debe estar afinado y sano para que ella pueda moverse por el mundo haciendo uso de él.

4. La mujer cabrona habla con total honestidad. Desmitifica la necesidad de parecer frágil, sumisa o delicada para conseguir el afecto o la protección masculina. Dice lo que piensa y asume la responsabilidad por sus palabras y sus actos. Jamás vende su libertad de acción y de expresión para mostrar una aparente feminidad que genere afectos equívocos.

5. La mujer cabrona tiene amigos y acepta cumplidos pero actúa de tal forma que sus intenciones sean obvias. Está en absoluto desacuerdo con la sentencia de la cabrona vulgar "diles a todos que sí, pero no les digas cuándo". No seduce a varios ni alimenta falsas expectativas porque entiende y sabe que con las emociones no se juega. Una mujer cabrona de verdad no necesita vulgarizarse reteniendo en la incertidumbre a una horda de pretendientes a los que, de entrada, ha descartado. Es sincera, buena amiga, madura y directa. No necesita validar su valor por medio de la atención que genere en los hombres. Eso es de una cabrona vulgar. No es digno de una cabrona con clase.

6. La mujer cabrona no finge ser ignorante para conceder valor a su compañero masculino. Muchos "manuales de autoayuda para ser cabrona", sugieren que una mujer debería decir que no sabe o no puede hacer las cosas. Y están en lo correcto si se trata de una mujer que busca como compañero a un machista retrógrada e ignorante; mas recordemos que aquí hablamos de cabronas de verdad, inteligentes, brillantes, cuyos compañeros no necesitarán jamás pensar que son unas débiles mentales para quererlas. Gustamos a los hombres para los que somos un reto, gustamos a los hombres que saben que pueden discutir a profundidad con nosotras, tratar temas de todo tipo, y que entienden que en muchas cosas nosotras probablemente les iniciemos. En resumen, una cabrona no finge ser imbécil o ignorante simplemente porque está fuera de liga para los ignorantes, y le gustan los hombres brillantes. Y los hombres brillantes lo saben. Y nos aman porque saben que podemos decir "no puedo", pero seguido de "encontraré la forma de aprender a hacerlo". Además ¿qué clase de compañero sentimental puede ser el hombre que tiene una autoestima tan pobre como para necesitar que nuestra ignorancia le haga sentir mejor? Un bodrio. Eso.

7. La mujer cabrona se rodea de mujeres cabronas. Entiéndase inteligentes. Que le sepan compartir puntos de vista cuyo fin sea abrir sus ojos a nuevas posturas de vida. Disfruta de la compañía de sus amigas y no las visualiza como rivales porque entiende que cada cabeza es un mundo, y su autoestima no es así de frágil como para compararse constantemente con las demás. No se compara porque no lo necesita. Ella es única y lo sabe.

8. La mujer cabrona actúa apegándose a la ética. Y al decir ética me refiero a la ética para consigo misma. No se vulgariza, es humana y altruista, sabe decir no y ser severa cuando debe serlo y sabe ser amorosa y delicada cuando es debido. La mujer cabrona entrega sus ideas y sus valores a aquellos que considere que están a la altura ética de merecerlos.

9. La mujer cabrona tiene metas a nivel macro. Está atenta a las tendencias y a la forma en que el mundo se transforma, estimulando su inteligencia en  todo momento.

10. La mujer cabrona entiende que existen dos clases de cabronas: las cabronas astutas y las cabronas inteligentes. Y sabe las diferencias entre ambas. Mientras la cabrona astuta usa falacias para manipular y obtener lo que quiere degradándose, la cabrona inteligente usa su intuición como brújula para poder actuar, su ética y sus conocimientos. La cabrona astuta necesita recurrir a conductas peyorativas que le disminuyen y aparenta ser cruel; la cabrona auténtica no necesita ser cruel ni degradar a los demás para tener una postura firme. Tiene claro el límite entre una mujer astuta y una inteligente, y se rodea de personas que comparten esa visión. Y gana el respeto y la admiración de hombres y mujeres. Se erige como una autoridad indiscutible sin necesidad de ser hipócrita y lo consigue por su inteligencia, su libre sexualidad, su personalidad sin dogmas y por su sabiduría.

11. La mujer cabrona erradica sus propias conductas machistas. No se declara feminista porque no coincide con la necesidad de etiquetarse a sí misma dentro de alguna postura ideológica, pero actúa haciendo uso de su capacidad de razonar y de su sentido de justicia. No teme por su fisiología, y aunque concede importancia a la opinión de su compañero respecto a temas tabú, sostiene su postura e intenta llegar a acuerdos. Habla con total libertad de cuanto quiere hablar, sin ofenderse ni mostrar una falsa indignación porque brinda argumentos lógicos suficientes para validarse.

12. La mujer cabrona se permite y hace cuanto quiere dentro de su sexualidad. Es libre, satisface y se satisface de tal forma tras las puertas cerradas, que no necesita provocar a los demás. Tiene una vida que atender fuera de los límites de lo sexual, y el sexo y sus prácticas los guarda para ella y su compañero, sin ventilar detalles que no conciernen a nadie ni insinuar que es amada o deseada. No necesita decirlo porque lo es. Así de simple.

En resumen, una verdadera cabrona es la mujer que ha elevado su capacidad de pensamiento y su interacción con el mundo de tal forma que deja de estar a la altura de la cabrona promedio. Las cabronas auténticas se rodean de cabrones auténticos, y juntos ponen en marcha la maquinaria que mueve el mundo. Cada mujer puede decidir la clase de cabrona que quiere ser. Si decide aparentar cuanto no es, pues claramente obtendrá aquello que atrae, y si decide ser genuina, educarse, rodearse de seres genuinos, dejará de ser una cabrona como todas para ser de aquellas capaces de generar estructuras fundamentales de cambio a favor de sí mismas, las mujeres, y la humanidad en general. Una cabrona verdadera no necesita tener a un hombre comiendo de su mano, porque no gusta de los débiles mentales. Le gustan los que caminen con ella y le acompañen en la innegable soledad existencial con que debe vivir a lo largo de su vida, pero que, indudablemente, se alegra y llena de sensaciones y momentos inolvidables al lado de seres que se muevan en el mismo estrato. Y los cabrones lo saben. Los verdaderos cabrones. Los hombres que le pueden enseñar a crecer y pueden aprender a crecer con ella. Los que, finalmente, son dignos de su compañía.