lunes, 15 de septiembre de 2014

Los mandamientos de una verdadera cabrona





Cuando hablamos de modernidad, asumimos que todas las mujeres son modernas, y que las mujeres modernas deberían ser inteligentes, sagaces, astutas y cabronas; en resumen: asumimos que toda mujer moderna es cabrona aunque nos equivocamos.

Una cabrona es una mujer que consigue afinar y equilibrar las distintas áreas de su crecimiento personal, y logra funcionar emocionalmente. Recordemos que los seres humanos hacemos uso de inteligencias múltiples, y el rol de la mujer es más complejo aún debido al importante papel que ejerce como figura y como autoridad en la actualidad. Hacer que marche en armonía el aspecto académico, intelectual, emocional, social, es la meta de toda mujer, y al parecer, las cabronas verdaderas lo consiguen. A continuación, enumeraré una serie de cualidades que corresponden a la imagen de esa mujer feliz y exitosa que todas queremos ser.

1. La mujer cabrona sabe vivir en soledad. No depende emocionalmente de sus padres, de sus amigos, de su pareja para ser feliz. Disfruta del tiempo consigo misma y no experimenta temor o ansiedad; y en caso de sentirlos, encuentra formas de lidiar con sus propias confusiones sin esperar que otros lo hagan por ella.

2. La mujer cabrona es independiente económicamente. Genera sus propios ingresos para poder gozar de total libertad y administra con cautela sus recursos. Es altruista y ayuda a los necesitados, porque es justa y entiende que no todos los seres humanos tienen las mismas oportunidades.

3. La mujer cabrona cuida de su apariencia y de su cuerpo. No lo hace para gustar o no gustar a los demás. Lo hace para gustarse a sí misma y para mantener una autoestima sana; entiende que su cuerpo debe estar afinado y sano para que ella pueda moverse por el mundo haciendo uso de él.

4. La mujer cabrona habla con total honestidad. Desmitifica la necesidad de parecer frágil, sumisa o delicada para conseguir el afecto o la protección masculina. Dice lo que piensa y asume la responsabilidad por sus palabras y sus actos. Jamás vende su libertad de acción y de expresión para mostrar una aparente feminidad que genere afectos equívocos.

5. La mujer cabrona tiene amigos y acepta cumplidos pero actúa de tal forma que sus intenciones sean obvias. Está en absoluto desacuerdo con la sentencia de la cabrona vulgar "diles a todos que sí, pero no les digas cuándo". No seduce a varios ni alimenta falsas expectativas porque entiende y sabe que con las emociones no se juega. Una mujer cabrona de verdad no necesita vulgarizarse reteniendo en la incertidumbre a una horda de pretendientes a los que, de entrada, ha descartado. Es sincera, buena amiga, madura y directa. No necesita validar su valor por medio de la atención que genere en los hombres. Eso es de una cabrona vulgar. No es digno de una cabrona con clase.

6. La mujer cabrona no finge ser ignorante para conceder valor a su compañero masculino. Muchos "manuales de autoayuda para ser cabrona", sugieren que una mujer debería decir que no sabe o no puede hacer las cosas. Y están en lo correcto si se trata de una mujer que busca como compañero a un machista retrógrada e ignorante; mas recordemos que aquí hablamos de cabronas de verdad, inteligentes, brillantes, cuyos compañeros no necesitarán jamás pensar que son unas débiles mentales para quererlas. Gustamos a los hombres para los que somos un reto, gustamos a los hombres que saben que pueden discutir a profundidad con nosotras, tratar temas de todo tipo, y que entienden que en muchas cosas nosotras probablemente les iniciemos. En resumen, una cabrona no finge ser imbécil o ignorante simplemente porque está fuera de liga para los ignorantes, y le gustan los hombres brillantes. Y los hombres brillantes lo saben. Y nos aman porque saben que podemos decir "no puedo", pero seguido de "encontraré la forma de aprender a hacerlo". Además ¿qué clase de compañero sentimental puede ser el hombre que tiene una autoestima tan pobre como para necesitar que nuestra ignorancia le haga sentir mejor? Un bodrio. Eso.

7. La mujer cabrona se rodea de mujeres cabronas. Entiéndase inteligentes. Que le sepan compartir puntos de vista cuyo fin sea abrir sus ojos a nuevas posturas de vida. Disfruta de la compañía de sus amigas y no las visualiza como rivales porque entiende que cada cabeza es un mundo, y su autoestima no es así de frágil como para compararse constantemente con las demás. No se compara porque no lo necesita. Ella es única y lo sabe.

8. La mujer cabrona actúa apegándose a la ética. Y al decir ética me refiero a la ética para consigo misma. No se vulgariza, es humana y altruista, sabe decir no y ser severa cuando debe serlo y sabe ser amorosa y delicada cuando es debido. La mujer cabrona entrega sus ideas y sus valores a aquellos que considere que están a la altura ética de merecerlos.

9. La mujer cabrona tiene metas a nivel macro. Está atenta a las tendencias y a la forma en que el mundo se transforma, estimulando su inteligencia en  todo momento.

10. La mujer cabrona entiende que existen dos clases de cabronas: las cabronas astutas y las cabronas inteligentes. Y sabe las diferencias entre ambas. Mientras la cabrona astuta usa falacias para manipular y obtener lo que quiere degradándose, la cabrona inteligente usa su intuición como brújula para poder actuar, su ética y sus conocimientos. La cabrona astuta necesita recurrir a conductas peyorativas que le disminuyen y aparenta ser cruel; la cabrona auténtica no necesita ser cruel ni degradar a los demás para tener una postura firme. Tiene claro el límite entre una mujer astuta y una inteligente, y se rodea de personas que comparten esa visión. Y gana el respeto y la admiración de hombres y mujeres. Se erige como una autoridad indiscutible sin necesidad de ser hipócrita y lo consigue por su inteligencia, su libre sexualidad, su personalidad sin dogmas y por su sabiduría.

11. La mujer cabrona erradica sus propias conductas machistas. No se declara feminista porque no coincide con la necesidad de etiquetarse a sí misma dentro de alguna postura ideológica, pero actúa haciendo uso de su capacidad de razonar y de su sentido de justicia. No teme por su fisiología, y aunque concede importancia a la opinión de su compañero respecto a temas tabú, sostiene su postura e intenta llegar a acuerdos. Habla con total libertad de cuanto quiere hablar, sin ofenderse ni mostrar una falsa indignación porque brinda argumentos lógicos suficientes para validarse.

12. La mujer cabrona se permite y hace cuanto quiere dentro de su sexualidad. Es libre, satisface y se satisface de tal forma tras las puertas cerradas, que no necesita provocar a los demás. Tiene una vida que atender fuera de los límites de lo sexual, y el sexo y sus prácticas los guarda para ella y su compañero, sin ventilar detalles que no conciernen a nadie ni insinuar que es amada o deseada. No necesita decirlo porque lo es. Así de simple.

En resumen, una verdadera cabrona es la mujer que ha elevado su capacidad de pensamiento y su interacción con el mundo de tal forma que deja de estar a la altura de la cabrona promedio. Las cabronas auténticas se rodean de cabrones auténticos, y juntos ponen en marcha la maquinaria que mueve el mundo. Cada mujer puede decidir la clase de cabrona que quiere ser. Si decide aparentar cuanto no es, pues claramente obtendrá aquello que atrae, y si decide ser genuina, educarse, rodearse de seres genuinos, dejará de ser una cabrona como todas para ser de aquellas capaces de generar estructuras fundamentales de cambio a favor de sí mismas, las mujeres, y la humanidad en general. Una cabrona verdadera no necesita tener a un hombre comiendo de su mano, porque no gusta de los débiles mentales. Le gustan los que caminen con ella y le acompañen en la innegable soledad existencial con que debe vivir a lo largo de su vida, pero que, indudablemente, se alegra y llena de sensaciones y momentos inolvidables al lado de seres que se muevan en el mismo estrato. Y los cabrones lo saben. Los verdaderos cabrones. Los hombres que le pueden enseñar a crecer y pueden aprender a crecer con ella. Los que, finalmente, son dignos de su compañía.

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