domingo, 16 de noviembre de 2014

¿Vale la pena rogar y ofrecer cambiar para volver con mi ex?






Como bien sabemos, las relaciones humanas y en sí las de pareja son un desafío importante por la complejidad que conllevan: el encuentro de dos culturas con elementos diferentes, la forma de ver la vida que dista mucho entre el uno y el otro. Y en esta dinámica ocurre la mayoría de las veces lo que evitamos a toda costa: el apego. 

Entendemos el apego como esa afición hacia algo, esa preferencia, el sentimiento de inclinación o de necesidad que muchas veces cruza la línea para convertirse en obsesión. Cuando por causas de peso una pareja decide separarse por lo regular sufre más el miembro de la pareja más apegado; lleva la peor parte porque su sufrimiento será sustancialmente mayor al de su compañero que no se apegó de la misma forma. Por norma, la persona más apegada no lleva el control de la relación, el control de la relación lo asume el que menos depende del otro.

Podemos suponer, siendo así, que el miembro de la pareja que sufre de apego es más vulnerable y experimenta más temor y dolor cuando se trata de perder al otro. No nos atrevemos a calificar el apego como enfermizo o saludable, simplemente consideramos que muchos factores decisivos desde la infancia determinan en mucho la conducta adulta y algunas fases no superadas podrían repercutir en ese apego hacia la pareja o al eterno enamoramiento del amor cuando llega la edad adulta.

Ahora vamos a lo nuestro, hablemos de lo que ocurre cuando una pareja se separa y el miembro de la pareja más apegado está dispuesto a hacer cuanto pueda por recuperar la relación que se disuelve. Sabemos de personas que recurren a intentar convencer al otro de todas las virtudes que poseen, que intentan negociar los términos de la relación, y en su afán de evitar el dolor e ignorarlo intentan racionalizar un sentimiento. De más está decir que estos intentos son fallidos pues no se puede convencer a una persona de amarnos; el sentimiento está o no está. Algunos conocemos a alguien que conoce a alguien que se ha enamorado perdidamente de fulanito aun cuando no le conviene en absoluto y la razón indica que enamorarse de un individuo así es un error. Lo que quiero decir con esto es que cuando se está enamorado toda explicación lógica está de más: queremos estar con la persona que amamos sin necesidad de que otra persona nos convenza de ello.

Sabemos de algunos que ofrecen cambiar todo aquello que no gusta a la pareja, y en el último minuto intentan salvar lo insalvable. Es prudente diferenciar las cosas que podemos cambiar y las que no deberíamos. Por ejemplo: resulta que tenemos un claro problema de alcoholismo que repercute en la dinámica familiar y en el bienestar de sus miembros. Este es un problema serio que demanda acción urgente no solo por la pareja sino por nosotros mismos. Si éste llegase a convertirse en el motivo de la separación y quien ha fallado está dispuesto a corregirlo, pues puede hablarse, puede evaluarse. Porque implica una transformación que le beneficiará y beneficiará a los suyos, en cuanto no haya hecho algún otro daño que ese. Y si existe amor y deseo de permanecer juntos, pues podría ofrecerse un cambio verdadero que se evidenciara con el tiempo. Pero para este tipo de cambio es necesario el acompañamiento y el soporte de la pareja, por lo tanto es indispensable que exista amor y el deseo de permanecer juntos en ambos.

Ahora bien, si resulta que somos unos ratones de biblioteca y eso no le gusta a nuestra pareja, o no le gusta del todo cómo nos vestimos, cómo manejamos la vida, la música que nos gusta, o se enfada porque intentemos darnos a respetar, claro que esas cosas no debemos cambiarlas por nada ni por nadie, eso sí, si sabemos que estamos actuando bien. Y si nuestra pareja decide dejar la relación por estos motivos diciendo que ya no desea estar con nosotros y que ningún cambio que hiciésemos le haría pensar diferente, entonces no vale la pena ofrecer algo a quien no lo amerita. Si nuestra pareja desea seguir con nosotros nos hablará antes acerca de las cosas que le disgustan, y propiciará el diálogo, jamás esperará a la ruptura para echarnos en cara todos nuestros defectos y para descartarnos pese a nuestra voluntad de corregir nuestros errores. Aun así, es conveniente evaluar los siguientes aspectos:

- Ofrecer un cambio a otro no es correcto. El cambio debe iniciar dentro de nosotros mismos, y si con el tiempo ese cambio logra traer a nuestra ex pareja de vuelta, enhorabuena. Aunque también existe la posibilidad de que conforme mejoremos en solitario conozcamos personas más acordes a cuanto tenemos para ofrecer, y nuestro ex deje de ser una opción.

- Ofrecer un cambio es reconocer que existe algo que necesitamos cambiar o que podríamos cambiar. Pero dejando de culpar a cualquier factor externo por nuestra ruptura y nuestra mala suerte; significa transformar nuestro pensamiento y sentirnos cómodos y confiados con nuestra realidad. 

- Para empezar a cambiar necesitamos mentalizarnos y dejar de estar fuera de foco, dejar de actuar como si el mundo se acabara y dejar de sentir que el mundo efectivamente se acaba, porque seamos honestos: el mundo no se acabará porque no estamos con nuestra ex pareja.

- Empezar a cambiar implica mantener nuestras emociones bajo control, dejar de preguntar y dejar de temer. Dejar de intentar controlar cuanto hace nuestro ex, porque eso está fuera de nuestro control. Evitar la estrategia de provocarle celos para que vuelva con nosotros o de manipular nuestras actitudes y distorsionar la realidad: a lo mejor eso le hará venir de vuelta pero los problemas de fondo que provocaron la ruptura seguirán ahí sin haberse resuelto.

En ambos casos, para que un cambio pueda ocurrir y hacerse evidente, se necesita que la otra persona realmente quiera estar con nosotros. Si desde el principio ha sido tajante en cuanto al hecho de que no volverá con nosotros ni aunque volvamos a nacer, no hay más que hacer. En el caso de hábitos nocivos como el alcoholismo, la drogadicción u otros, es un cambio que debe hacerse de inmediato porque nos beneficia estando solteros o con pareja. Y en el caso de las personalidades extrañas también podemos considerar ciertos cambios si nuestra pareja desea seguir a nuestro lado. Nadie amerita que cambiemos radicalmente nuestra forma de ser, menos cuando nos han dicho que ya no nos ven en su futuro.

Si estamos conscientes de que hemos fallado, podemos proponer un cambio una sola vez. Si la otra persona no accede, dejarlo ahí. Porque no debemos convencer a nadie de querernos ni de que merecemos una oportunidad. Defectos tenemos absolutamente todos los seres humanos, simplemente quienes llevan el control de la relación suelen ser menos tolerantes hacia los defectos de los demás aunque los demás toleren sus errores que muchas veces son peores.

Ningún cambio que deseemos hacer en nuestra vida y en nuestra personalidad debe ser en función de la pareja. Debemos hacerlo por nosotros mismos. Si esa persona es para nosotros, sabrá ayudarnos, sabrá amarnos, sabrá estar. Y si no le interesa conocer una versión mejorada de nosotros mismos porque piensa que no valemos la pena, a lo mejor quien no merece estar con esa versión mejorada de nosotros es la persona que nos deja. Nadie volverá a nuestro lado ni querrá estar con nosotros si no aprendemos a afrontar la vida en solitario, si no hemos aprendido de nuestros errores, y si no los corregimos aunque sigamos solos. Las personas que pasan por nuestra vida no tienen por qué quedarse, a veces no lo sabemos y son escuelas de entrenamiento y aprendizaje para lo que nos depara el futuro.

Recordemos: cuando somos mejores personas, nos rodeamos de mejores personas. Y quienes nos abandonan muchas veces no encajan en ese círculo y la vida es tan, pero tan sabia, que se encarga de quitarlas de nuestro camino pese a nosotros mismos.


Recuerda:

  • Por ninguna razón debes permitirte perder la dignidad para que tu ex vuelva contigo.
  • El amor no se ruega, se siente o no se siente.
  • ¿Quieres que tu ex pareja vuelva contigo porque le ruegas, porque ofreces dejar de ser tú mismo? ¿Eso no sería acaso provocarle compasión? Tarde o temprano te dejará porque volverá contigo por lástima.
  • Que te digan "te extraño", "pienso en ti", "me haces falta", muchas veces no significa "quiero volver", sino que simplemente pueden ser tácticas para medir tu disponibilidad en caso de que la nueva relación de tu ex no funcione y desea tenerte ahí sintiéndose seguro porque serás su relación de consolación.
  • Mientras más joven seas, es menos probable que esa persona por quien ahora lloras sea "el amor de tu vida". El amor de tu vida no existe. Eres tú mismo. Deja ir a la persona que no desea estar contigo porque antes de hacerlo ten por seguro que te quitó todo el valor como pareja que tienes. De no ser así, no te habría dejado. Sigue, la vida sigue. Tendrás muchas más parejas y rupturas, quítate de la mente eso de que "mi ex es la persona de mi vida".
  • Sobre todo recuerda: la debilidad no genera atracción, sino rechazo. Muéstrate con dignidad y respeto propio siempre.

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